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“Un niño roncador obliga a poner en marcha un tratamiento especializado”

El doctor Pérez-Yarza advierte de que los trastrornos del sueño en la infancia dan lugar a alteraciones de crecimiento, bajo rendimiento escolar o irritabilidad.

Si un niño ronca en ausencia de constipado, los padres «han de estar atentos a las señales de alarma y ponerse en manos de un especialista». El doctor Eduardo González Pérez-Yarza, jefe del Servicio de Pediatría en el Hospital Universitario Donostia, ha explicado este jueves que un cuadro de «apneas-hipopneas» en la infancia, lo que se conoce comúnmente como un niño roncador, «es susceptible de someterse a un tratamiento especializado», porque podría «dar lugar a alteraciones del crecimiento y desarrollo, bajo rendimiento escolar, irritabilidad, poco apetito o problemas cardiovasculares».
Pérez-Yarza ha recalcado en la XXII Reunión de la Sociedad Española del Sueño (SES), que reúne hasta este sábado en el Kursaal donostiarra a más de 300 especialistas, que «el diagnóstico del niño roncador debe ser precoz para instaurar un correcto tratamiento que solucione el trastorno». El experto ha explicado que el ronquido en la infancia está ligada a la «obstrucción de la vía aérea superior porque tiene unas amígdalas muy grandes que dificultan el paso del aire», lo que requiere una especial atención de los padres. Del mismo modo, ha indicado que la muerte súbita en los lactantes puede estar motivada por problemas de apnea del sueño y entra a formar parte del «conjunto de trastornos motivados por alteraciones del sueño».
El presidente de la Sociedad Española del Sueño, Diego García-Borreguero, ha manifestado en la inauguración del congreso que «el 5% de la población española utiliza hipnóticos de manera habitual a causa de problemas relacionados con el sueño», una medicación que, según ha advertido, «presenta efectos negativos especialmente sobre la memoria».
«El 18% de la población sufre habitualmente somnolencia excesiva durante el día», según los últimos estudios realizados, ha asegurado el doctor Borreguero, para quien esta patología «incide de manera directa y muy importante en la calidad de vida de las personas que lo sufren y en sus actividades diarias».
Borreguero ha indicado que «dormimos para estar despiertos», por lo que no dormir lo suficiente o un sueño de mala calidad «aumenta el riesgo de acortar la esperanza de vida».
Por su parte, el doctor Daniel Rodenstein se ha centrado en los tratamientos que se están aplicando a las personas que dejan de respirar durante el sueño y corren el riesgo de fallecer mientras duermen. «Se está empleando un tratamiento mecánico, consistente en soplarles aire mientras duermen, pero no todos lo soportan», ha señalado el especialista. Para aquello que no toleran este sistema, Rodenstein ha explicado que se está probando «un tratamiento eléctrico», con el que se consigue «estimular a través de un marcapasos el nervio ipugloso, encargado de coordinar los movimientos de la lengua».