Uno de los grupos de riesgo para las enfermedades respiratorias, son los bebés y los niños. Su sistema inmunitario no se ha acabado de desarrollar y esto los hace vulnerables a infecciones respiratorias, gripes, bronquitis y broncoespasmos que pueden agravarse y generar pánico en los padres de familia.
Una de las maneras de controlar los síntomas es usando nebulizadores pediátricos.
Además de favorecer la respiración, facilitan la administración de medicamentos de manera más eficiente, lo que lo convierte en un gran aliado de la salud de los pequeños.
Aunque pueda parecer aparatoso el uso de una mascarilla en un niño, es más fácil de lo que aparenta y su uso ayuda a limpiar la vías aéreas y a liberarlas para mejorar la respiración.
¿Cuándo usarlo?
Su uso debe ser indicado por un médico especialista que definirá el tipo de medicamentos a suministrar, la frecuencia y la manera correcta de usarlo.
El nebulizador está indicado, para el tratamiento del asma, fibrosis quística, bronquiolitis, laringitis, sinusitis, rinitis y otros padecimientos que requieran medicamento inhalado.
Algunos consejos para su uso
La mascarilla se recomienda para bebés y niños hasta los 4 años ya que en esa edad no saben respirar por la boca y esto facilita su uso.
Mantener limpio el inhalador evitará infecciones y mal funcionamiento del mismo.
Es preciso asegurarse de que el niño esté sentado y calmado en la medida de lo posible, ya que deberá estar expuesto al tratamiento al menos 10 minutos.
Siempre sigue las instrucciones del fabricante, pues aunque es muy fácil su uso, pueden haber variaciones mínimas entre uno y otro.
Dale agua o leche al finalizar el proceso para limpiar cualquier residuo de medicamento.
Los diseños especiales para niños, harán el proceso más ameno y divertido.
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